La mesilla estaba un poco estropeada, con un aspecto muy deteriorado, así que necesitaba un buen lijado y una mano de pintura. Sin embargo los cajones estaban impecables, con ese barniz de poliester que usaban en los años 60 y que daba a los muebles un acabado como de cristal.
Nos daba lástima taparlos, así que pensamos en pintar sólo la mesilla y dejar los cajones intactos. Vale, ahora toca pensar en el color.
En este caso la propia mesilla tomó la decisión, dijo: blanco.
En un principio dudamos, no quisimos escucharla y seguimos dudando pero al final se ha salido con la suya; blanca con los cajones en madera original y los tiradores pintados también de blanco.
Hemos forrado los cajones con un papel de libros antiguos.
Medidas: 31 x 51 cm, 55 cm altura
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