Si, si, se habla mucho del wabi sabi pero ¿eso qué es?
Os puedo contar lo que no es. ¿Os imagináis la casa de un nuevo rico ruso? ¿O la de algún jeque árabe? ¿O la de Cristiano Ronaldo, sin ir más lejos? Pues nada de eso. Pero tampoco la de Belén Esteban, ni la de mi vecina del quinto, la adicta a comprar en los chinos.
Wabi sabi no son brillos, ni dorados, ni ostentación. Ni producción en serie, ni plásticos con fecha de caducidad.
Todo lo contrario. Son esas cosas simples, rústicas, con un encanto especial. Con esa pátina que solo dan los años de uso, y con la belleza de lo que pasa casi desapercibido.
El problema del siglo XXI es que tenemos tanta prisa que ya no podemos esperar años de pátina y uso. Así que ahora lo wabi sabi es rústico, imperfecto, sencillo y único, pero inmediato.
Por eso estos cuencos son “un poco” wabi sabi. No han tenido que envejecer años y años pero tienen esa cosilla que los hace especiales.
Son de gres, están hechos a mano, los esmaltes que hemos usado no son comerciales y tienen un diseño original que no vas a encontrar en ningún sitio. Aunque los copien, no saldrán iguales, garantizado.
Los puedes disfrutar tal cual, con unos bonitos cactus que purifiquen el ambiente o como centro de mesa con fruta fresca.
Medidas: Grande: 28 cm. Pequeño: 14 cm
Contacto: luniqueblog@gmail.com
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